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Empresas y Negocios    miércoles, 24 de julio de 2024

  • La complejidad del rezago de trámites en Cofepris

La agencia sanitaria mexicana Cofepris, que ejerce un rol crucial en la protección contra riesgos para la salud de la población, fue concebida en forma brillante durante el sexenio foxista por el doctor Julio Frenk, y a la fecha sigue jugando ese papel pero con los años su estructura se volvió insuficiente para atender a sus enormes y crecientes agentes regulados.

Con los años la falta de respuesta ante la multitud de trámites fue generando un rezago que se convirtió en una bola de nieve imparable e inentendible. En particular la industria de medicamentos y dispositivos médicos requiere una enorme magnitud de permisos y respuestas de parte de Cofepris.

En 2019 y 2020 Cofepris simplemente dejó sin atender más de la mitad (56 y 55%) de las solicitudes presentadas; para 2021 cuando llegó Alejandro Svarch a hacerse cargo, la falta de respuesta se redujo a 30% y para 2023 a 9%. De 10,748 que entraron en 2019, Cofepris respondió 4,774; para 2022 recibió 12,439 y respondió 11,323 trámites. Más de 1,000 quedaron sin responder.

Hoy se saben esos números sobre ello gracias a la Unidad de Datos conformada por un equipo de técnicos, economistas, actuarios y consultores de OPS que el mismo Svarch encabeza y que es independiente de las comisiones. Antes no había claridad porque cada comisionado confiaba en las cifras de la Comisión de Autorización Sanitaria (CAS) pero ésta no tenía claros los datos.

Antes que nada buscaron entender cómo era cada trámite, y cayeron en la cuenta de que el meollo estaba en que todos los trámites ingresaban por un único carril a CAS; ahí entraban procesos simples como pedir permiso para corregir la etiqueta o cambiar al responsable del almacén o aspectos delicados como modificar la fórmula de paracetamol.

Todo trámite iba al mismo canal y se quedaba en una bolsa inconmensurable.

Un absurdo operacional que Cofepris vivió desde su inicio y es la razón por la que el regulador mexicano siempre ha estado rezagado ante sus regulados. CAS se dedicaba sobretodo a atender trámites de prórrogas. Svarch dice que las normas estaban hechas para que la función de Cofepris fuera lenta, y que el propio reglamento de insumos para la salud (RIS) impedía que un trámite se resolviera en un día. Ubicaron que la clave era digitalizar, y empezaron con prórrogas, luego avisos de publicidad y después funcionamiento.

En convenio con el Instituto Politécnico Nacional (IPN), que dirige Arturo Reyes, empezaron a construir una plataforma para digitalizar los procesos llamada Digipris -la hizo el mismo grupo que digitalizó Salud y Negocios Maribel Ramírez Coronel maribel.coronel@eleconomista.mx el INE- y en lo que arrancaba abrieron una ventanilla de resolución inmediata para resolver el mismo dia trámites administrativos sencillos que no implican riesgo sanitario. La plataforma tenía un costo de 240 millones de pesos, pero con apoyo de IPN salió en 70 mdp.

Svarch asegura que la institución está en proceso crítico porque está en tránsito hacia una transformación, donde no está libre de incertidumbre y errores, incluso regresiones, y por eso ubica como prioridad las estrategias de certidumbre regulatoria.

La complejidad del rezago se refleja en que si bien se ha avanzado, aún es absolutamente insuficiente porque apenas se empieza a resolver el problema estructural y hacia adelante se deberá empezar a atacar el rezago histórico.

La digitalización aún no concluye. El rezago aún sigue siendo enorme, hay indicios de un punto de inflexión que puede ser en dos años, pero depende de la dinámica y expansión de la industria que tiene cada vez más productos y requerimientos porque, asu vez, es el beneficio: un regulador más ágil, justo y transparente -los preceptos hoy de Cofepris- impacta favorablemente en la productividad de la industria incentivando la calidad.

editor: Octavio Amador coeditora: Karina Hernández empresas @eleconomista.mx eleconomista.mx 



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