El aliado más ruidoso del presidente estadunidense, Donald Trump, es Elon Musk, cabeza de un consorcio industrial cuyo bien de exportación más significativo es Tesla. En misiva dirigida a Jamieson Greer, titular de la USTR, sin firma, pero corporativa, le indican que el productor de autos eléctricos con sede en Texas está en favor del comercio justo, pero le advierte que los productores de autos estadunidenses, y principalmente de autos eléctricos, están expuestos a ser objetivo en la guerra de aranceles que ha iniciado Trump.

El año pasado, Tesla produjo 1,773,443 vehículos, de los cuales, 680 mil se exportaron a China y, en el último mes, 83% de las compras chinas de Tesla se hundió. Así de fácil.

Las represalias se ejercen no comprando un producto muy estadunidense, manufacturado en un estado muy republicano y encabezado por un aliado muy cercano de Trump. ¿Puede México aprender del “efecto Tesla”? Marcelo Ebrard, titular de Economía, intentó abrir la negociación, pero se dice al interior de la USTR que esperaban propuestas agresivas sobre la mesa, y algunos observadores también subrayan que esperarían acciones más agresivas contra China y sus economías satélites en la negociación de la imposición de aranceles al acero y el aluminio.

Pero conversando con los representantes privados del sector, les comentó que el gobierno mexicano no puede subir aranceles a China, salir del TIPAT o eliminar programas y bloquear importaciones, si en la mesa del secretario de Comercio, Howard Lutnick o del titular de la USTR, no hay ningún ofrecimiento o petición clara y transitable, para cambiar tanto por nada.

Tesla, por ejemplo, tiene poco que dar. La gigaplanta de Shanghái produce para exportar a todo el mundo sus vehículos de los modelos 3 y Y, pero ya no vendió en China, su principal comprador. El segundo es Estados Unidos con 633 mil vendidos el año pasado, 40% de sus ventas.

El acero representa 54% del peso de un vehículo y el Tesla no es excepción, como tampoco es excepción que hoy EU no tiene capacidad para producir ni el acero ni el aluminio que consumen y expandir su capacidad de producción les tomará sin duda entre ocho y 10 años.

Eso es lo que México y Canadá implican para Estados Unidos, el seguir siendo el proveedor más integrado en la región de Norteamérica, porque la materia prima la puede proveer Vietnam, Malasia o de China, principal queja de Nucor, pero ninguno puede desconocer que México produce 17.7 millones de toneladas netas y tiene capacidad para producir 30, por lo que importa 12 millones de toneladas.

Sólo que más del 60% del acero producido en México tiene contenido estadunidense, 35% de la chatarra que se consume se importa de EU, 40% de la energía que se usa para fabricar se genera con gas del vecino del norte, etcétera. Eso hace que México sí pueda reclamar un trato diferenciado con EU respecto al resto del mundo, pero si se aplica el mismo trato que a los otros países del mundo, quiere decir que, en definitiva, nuestro país debe cambiar de modelo porque el gobierno de Trump no considera a México un aliado, sino un vecino incómodo.

Ésa es la diferencia. No puede tratar a México igual que a Turquía, Vietnam, Argelia o Egipto, ya no digamos Vietnam y Malasia.

¿Qué puede hacer la economía para sumar más advertencias de aliados indirectos como los de Tesla? Buscar un tratamiento diferente. Eso es lo que está buscando la presidenta Claudia Sheinbaum, pero, obvio, no está fácil porque el 2 de abril el mundo conocerá los objetivos precisos de política comercial de Trump, que hará público el Departamento de Comercio, fecha clave para el establecimiento de aranceles recíprocos.

DE FONDOS A FONDO #Banxico… Durante la presentación del Informe de Economías Regionales, que encabezó Alejandrina Salcedo, directora general de Inveco en el Banco de México, una palabra fue constante: incertidumbre detrás de la moderación del crecimiento en la inversión y en las economías regionales, por ende, en la nacional. El escenario no integra una evaluación del posible impacto de aranceles sobre las economías regionales altamente exportadoras.